miércoles, 30 de julio de 2014

Mundo Chillón, el encanto de lo anacrónico



Pedro Chillón es un tipo singular. Con su cara de “yo no he sido”, su barba de señor mayor y ese gusto por todo lo que sea de época. Concretamente, de cualquier época que no sea ésta. Y eso se refleja en su disco “Qué bonito es ser un loser”, un disco que retrata la Gran Regresión; este momento histórico que vivimos quizá sin identidad propia (o quizás somos algunos de nosotros los que renegamos del momento en que vivimos por puro asco a lo que nos rodea, y nos sentimos identificados con cualquier tiempo que no sea el presente).

"Qué bonito es ser un loser" es uno de esos discos en el que todo gira alrededor de unas letras decadentes, irónicas, cargadas de un pesimismo cabaretesco y nostálgico.

Pedro Chillón escribe con honestidad y sin esperar nada. Medio en serio, medio en broma nos cuenta situaciones, esperanzas, desengaños, con una lírica que se puede leer igual que escuchar, acompañado de un gran equipo de músicos (en el que destaca la presencia de Manu Clavijo en el violín y la colaboración de perros viejos como Pablo Carbonell o El Gran Wyoming).




 En cuanto a lo musical, este trabajo nos traslada con elegancia a estilos y lugares con dulce melancolía, empezando desde el jazz manouche, la chanson française, el swing, el tango, aires mexicanos (muy bien resueltos, por cierto) y finalmente, el son cubano en el tema “Anís del mono”.

Lo único que me da miedo de este disco, es que al terminar de escucharlo viaje sin darme cuenta en el tiempo, y muera de tuberculosis o de peste negra, como un verdadero artista de época.

www.mundochillon.com

martes, 1 de julio de 2014

La Jose, Diva del Pueblo


Uno va encontrando personas maravillosas en la vida. Las ve poco y puede disfrutarlas con cuentagotas. Ayer tuve el placer de pasar la tarde con la Jose, una de las cantantes más espectaculares y auténticas que he tenido el placer de conocer, y escuchar su disco en primicia.
Josefina, la antidiva, con esa sencillez llena de luz, me abre la puerta de su casa en Embajadores y me dice “Parece una casa del Opus Dei, ¿verdad?”. Es curioso porque ella, tan anarquista, a mí me recuerda a veces a una monjita, que lo da todo y se queda sin na…
Ya sentados a la vera de una litrona, comenzamos a charlar: el mundo de la música está lleno de entresijos oscuros y La Jose los conoce bien. Ha formado parte de muchos y muy variados proyectos, desde el flamenco hasta el hip hop, y ha sabido mantener siempre su persona por encima de su ego. Por eso nos llevamos bien, porque con ella no hay vuelta de hoja.
 Ahora está ultimando la producción de su primer disco en solitario, grabado junto a Víctor Iniesta en la guitarra (ex Elbicho) y David Cobo en la percusión. El disco cuenta también, cómo no, con la colaboración de lujo de Miguel Campello, entre otros.

Empezamos a escuchar su trabajo, en el que convergen estilos tradicionales que van desde el flamenco y la música sefardí, hasta la jota. Y para qué nos vamos a engañar: el disco de La Jose es un disco raro, de los que no se ven habitualmente. No es complaciente con el que lo oye: obliga al espectador a tomar parte activa para encontrar todos los detalles, para sumergirse en la atmósfera musical que conforma. Porque, ante todo, es un disco místico, que nos va llevando poco a poco hacia Oriente hasta dejarnos en India.


La voz de La Jose sobresale por encima de lo demás, a veces gitana y a veces paya, a veces soulera y a veces lírica, pero siempre auténtica. Esto se une a la honestidad de sus letras, que llaman a los ancestros, a la tierra, como un mantra de agradecimiento, lleno de dolor y poesía, aderezadas con unas líneas de coros muy bien hechas, muy finas, que en muchas ocasiones acompañan en los obligados al resto de instrumentos.
 La otra mitad del disco la conforman la guitarra y las composiciones de Víctor Iniesta, en pasajes elegantes y arreglos muy cuidados, obra artesanal, en los que se ve la impronta de un músico con un gran genio.

domingo, 29 de junio de 2014

Lasmala, algo más que música

Un grupo de música en el que la protagonista no es la música. Nada del otro mundo, ¿verdad? Esa situación la podemos ver en muchas partes, sobre todo en el pop, género en el que la música no es tan importante como la imagen (ya he hablado de esto en otras ocasiones).

 Pero en el caso de Lasmala, la música (cuya calidad es indiscutible), es eclipsada por el proyecto humano que conforman. Es esa humanidad la que me enganchó desde el principio, la sinceridad de sus letras, de vivir conforme a las ideas que promueven y luchar por ellas con ilusión y constancia. Lasmala es una gran familia que muda de país y de idioma sin perder su identidad, que va portando su música universal (por algo sus integrantes forman parte de 7 países distintos) echando raíces en el camino.

 Esta banda, formada entre Chile, Perú y Francia, sabe lo que es arriesgar y jugárselo todo a una carta. Saben mezclarse con todo y de todo sacan provecho. Y en ocasiones se parecen más a un ejército que a un grupo de música, sobre todo cuando hay que adaptarse a la situación. Ellos vinieron por primera vez a Madrid la semana pasada, donde había programado un concierto en la UCM Somosaguas, con el pretexto de recaudar fondos para los detenidos del 22-M. El concierto fue ilegalizado y, por ende, suspendido, gracias a nuestros queridos políticos, que no querían una fiesta antisistema en su feudo madrileño. Después de varias intentonas y con el tiempo pegado al culo la gente de CSO La Gatonera (a los que mando mi más sincero agradecimiento) nos cedió su espacio para realizar el concierto con dos horas de antelación. 

Lasmala montó su concierto en un tiempo récord y dio un show, para mí, magistral, en la okupa de Carabanchel. El público, pese a no ser muy numeroso (50 personas, quizá 60) puede dar fe de lo que estoy diciendo: se veía gente que no daba crédito a lo que estaba oyendo y viendo. En el segundo tema, su mezcla de cumbia, salsa y reggae ya estaba surtiendo efecto y algunos se sentían como si hubiera venido Mano Negra a tocar a la puerta de su casa.

El concierto terminó, cómo no, con el público saltando como si no hubiera un mañana. Nada más irse continuando su gira hacia Francia han dejado un vacío en mi corazón, los muy cabrones. Ese vacío que queda cuando ves una gran película o una gran obra de arte y te quedas un rato en estado de shock, pensando: ¿y qué hostias hago yo aquí parado? Sé que pronto nos volveremos a encontrar y os agradezco, amigos de Lasmala, que hayáis pasado por aquí a regalarme un poco de vuestra luz.

 También he de agradecer la hospitalidad con que la gente de mi barrio recibió a la banda: ACROLA, Colectivo 1984, Fisura producciones… nos lo ponen difícil, pero seguimos en la brecha!

miércoles, 7 de mayo de 2014

España y la endogamia musical

                                   

Como dijo Ska-P, España el país de la patraña. Yo digo España, el país donde la mediocridad es la ley. Hablamos de un país donde la endogamia está en todas partes (en la economía, en la política y, cómo no, también en la música). El trato de favor, el amiguismo, el oligopolio, las alianzas más bien oscuras que se cuecen entre unos pocos son, lamentablemente, la regla general.
 Yo hablo de música porque es lo que tengo más cerca y de lo que vivo. Conozco algunas productoras y a los tipos que trabajan en ellas, conozco a las bandas que tocan en los festivales (no a todas, pero si a las suficientes) para saber cómo funciona este asunto. Yo mismo he vivido la experiencia de formar parte de uno de esos McDonald´s veraniegos de la música.
Los festivales no hacen un esfuerzo por ofrecer tanto un cartel de calidad, sino un cartel que les salga rentable. Eso en principio es algo comprensible, ¿no?  El secreto (a voces) está en 4 promotoras de grupos que hacen y deshacen a voluntad los carteles de los festivales. No es de extrañar, pues, que siempre aparezcan los mismos grupos en la letra grande, cobrando cachés muy generosos, en detrimento del resto de bandas menos conocidas. Porque ésa es otra: la otra cara de la rentabilidad es meter en el festival a varias decenas de bandas emergentes cobrando una miseria (a veces no da ni para cubrir los gastos) con la promesa de una gran promoción en todo el país. Muchas veces en forma de “concursos” que te dan el “privilegio” de participar en el festival. Para que lo entienda todo el mundo esto es como el rollo de los becarios. Ven a trabajar gratis que luego podrás decir que tienes experiencia y bla bla bla… el problema es que van tirando de grupos, luego muchos de esos grupos se van a la mierda y cada año cogen otros nuevos ingenuos para rellenar sus carteles. Ofrecen un festival con 90 grupos de los cuales 70 seguramente no han visto ni un euro.
Según mi punto de vista debería haber una regulación en ese aspecto, aunque en el país que vivimos es impensable, de momento. Pero solo la idea de que una banda que fomenta ideales más bien progres e igualitarios cobre un dineral por un bolo y que se permita que en el mismo escenario vaya otra banda menos famosa (pero quizás con la misma experiencia y profesionalidad) cobrando un caché de broma es algo que hace que me hierva la sangre.
Y ahí entra la responsabilidad de los propios músicos, como yo, que queremos hacernos escuchar a toda costa. Pero no sabemos que lo que estamos haciendo es echar piedras sobre nuestro propio tejado y enriqueciendo a otros a cambio de un minuto de ¿gloria?
Quizá deberíamos querernos un poquito más en ese aspecto. A mí no me importa tocar de vez en cuando y cobrar nada o casi nada, para gente que verdaderamente no tiene dinero para pagarme, o va a destinar sus fondos a una causa x que me parezca legítima, en fin, sin ánimo de lucro. Pero cuando hay gente al lado que está sacando pasta gansa del asunto, deberíamos estar más atentos y no dejarnos explotar, porque la responsabilidad recae también sobre nosotros. Tenemos que luchar por una repartición equitativa del dinero, hacernos respetar y sobre todo, respetar nuestro trabajo.

Porque la música es un trabajo y muchos se dejan la piel entregando su vida a ese trabajo. Piénsalo cada vez que veas a un músico tocando. Puede que sea un juego, sí, pero es el juego de toda una vida y, como dice mi amigo Pablo Penín, a los músicos no nos salen entrecots por las orejas cada vez que tocamos una canción… ¿o sí?

jueves, 27 de febrero de 2014

Señora se está usted colando



Hola gente

Próximamente saldrá la segunda edición en Madrid de mi libro "Señora se está usted colando" que contiene textos, algunos de ellos sacados de este blog, provenientes de mi aberrada y retorcida mente (en su mayor parte). Eternamente agradecido a Rodrigo Córdoba, alma de Zoográfico editorial que, aparte de editar y maquetar el trabajo, ha hecho todas las ilustraciones y me ha apoyado, promocionado, corregido y aguantado, como dice él, para pasar el rato, divertirse y hacer algo bonito.

Yo tengo una visión bastante más megalómana del asunto. Los que me conocéis ya sabéis que en realidad soy un psicópata maquiavélico.

Ah, y por supuesto muchísimas gracias también a Diana Greño Trigueros, que se ocupó de hacer la corrección final con diligencia y simpatía.




miércoles, 19 de febrero de 2014

Camilo Acevedo (o el hombre que ve con las orejas)


Cuando conocí al compositor y guitarrista chileno Camilo Acevedo ya me habían hablado de él. Sin embargo al tenerle enfrente, escucharle tocando y comprender su visión de la música sentí que verdaderamente estaba junto a lo que algunos pueden llamar un genio. Un hombre que es capaz de ver con las orejas, un guitarrista con una sensibilidad superlativa, un superdotado de la armonía.



Camilo Acevedo ha experimentado con las drogas y la música, explorado dentro de su cabeza, encontrando la luz y la oscuridad, y eso se nota cuando uno escucha sus composiciones, que llevan al oyente por caminos tortuosos e inesperados, que están llenos de color, de una narrativa singular, a veces dramática, a veces alegre, pero siempre sorprendente. Camilo es capaz de ver el aura a través de la música, ondas de esa otra dimensión que los humanos apenas podemos intuir. Esa hipersensibilidad la convierte en música. Y eso es lo que le salva la vida.

Para colmo he tenido el honor de compartir escenario con él y Luz Ma, poder conocerle y obtener de sus propias manos el disco de su banda Zeptelar, El color de las cosas (Santiago de Chile, 2013).



10 evocadores temas germinados tras un complejo trabajo de composición (la mayoría de ellos escapan a mi lógica de músico popular). Según palabras del propio Camilo (compositor de todos los temas) la banda ensayó durante un año antes de dar su primer concierto. En este disco se puede sentir un sonido elegante pero cargado de psicodelia, rítmicas inesperadas y un virtuosismo a nivel instrumental que en momentos recuerda a grandes como Hermeto Pascoal o Frank Zappa.


Os dejo los enlaces de este maravilloso trabajo, al que lo único que se le puede reprochar es no contar con un mayor presupuesto.




lunes, 10 de febrero de 2014

De Lima y otras galaxias

El artista tiene que viajar para crecer. Respirar otros aires, observar desde otras latitudes, ampliar su mirada, enriquecer su punto de vista.

Dejé el amor, las preocupaciones y medio millón de trabajos sin terminar en Madrid y me subí en un avión rumbo a Lima. No tenía muy claro lo que me esperaba allí. Solamente tenía claro que era quizás una importante oportunidad de cruzar el charco, para ir después a Chile y concretar varios asuntos musicales. Un pasaje barato, una maleta con discos, una guitarra, algo de ropa y protector solar eran todo lo que necesitaba. Allí estaba la prima de mi padre que me iba a recibir y alimentar como a un gorrino a punto de sacrificar, así que todo eran ventajas.


Así que me planté en la brumosa Lima, donde fui a parar con el gran Rodrigo Wangeman, (bajista, compositor y empresario limeño) que me descubrió los primeros secretos de la música peruana en una noche interminable entre cervezas y yuca frita. Así, poco a poco y de la mano de Rodrigo, me fui familiarizando con una ciudad que está saliendo de un letargo social que quizás ha durado décadas, y está empezando a quererse a sí misma, a darse cuenta de su potencial.


Entonces me puse a buscar trabajo musical, con bastante poco éxito, la verdad, hasta que al tercer día dos chicas jipis me ofrecieron galletas mientras yo tocaba ensimismado la guitarra en el malecón.

-No quiero galletas, gracias. –Contesté.

A lo que respondieron invitándome a tocar en su pequeña emolientería en el barrio de Barranco. Aunque en Madrid hubiera rehusado esta oferta considerándola un atentado contra mi dignidad como artista (¿cómo será un lugar regentado por dos jipis que venden galletas en un parque?), acepté entusiasmado y me presenté allí un par de días después.


Para mi sorpresa estaba cerrada. Pero al día siguiente volví, pues ya tenía noticias de mi amiga cantante chilena Luz Ma, confirmándome que pronto llegaría a Lima. Y yo tenía que cumplir mi promesa de conseguir un concierto para los dos, aunque fuese en el lugar más infame sobre la faz de la tierra, todo para calmar la posible furia de la diva en caso de llegar y no tener nada que hacer allí.

Así que al día siguiente ahí me presenté de nuevo. Esta vez tuve suerte y cerré el trato para tocar, y más suerte aún de que, cuando iba a salir, entrasen dos rumberos  “que hoy son mis hermanos también”: Charly Betancourt y Gustavo Adolfo Ramírez, contrabajo y trompeta respectivamente. Nos pusimos a tocar en la esquina del bar y puedo atestiguar que las Musas del Universo Celestial bajaron y estuvieron bailando con nosotros durante más de media hora. Así, y sin pensar, como se hacen las  mejores cosas de la vida, les invité a tocar en el concierto que iba a dar con Luz Ma.

Al día siguiente estábamos tocando en la plaza como si tal cosa, de donde empezaron a surgir músicos como flores en el asfalto (Paskual Kantero me perdonará que le pida prestada su metáfora) y sin darnos cuenta, a los 3 días  éramos una jodida orquesta. Cuando Luz Ma llegó éramos la Rumbarranquina, Orquesta Internacional de salsa formada por:

Charly “El guardían de la montaña” Betancourt: contrabajo
Ezequiel Borrilli “El Apóstol del swing”: tres cubano
Gustavo Adolfo “Presidente” Acosta: trompeta.
Damián Salas “El hombre tranquilo”: saxo tenor.
Rodrigo Castillo: timbal y cajón
Karel Van Oordt “Licenciado en Sabor”: Tumbadoras
Melissa Aranivar: coros
Luz Ma “La Bruja del Cerro” Henriquez: voz y coros
Mario Boville: guitarra y voz



Nos habíamos juntado por simpatía y no por dinero ni por interés. Sólo por el puro gusto de tocar, de compartir. Todo gracias a la magia de Charly Betancourt, uno de esos músicos que son medicina para el alma, que le recuerdan a uno por qué se dedica a esto, que te hace ver que lo único que importa es disfrutar y amar lo que se hace, que todo lo demás es tontería, que nadie es mejor ni peor, que si realmente respetas lo que haces serás grande…

Para cuando dimos el concierto en la Emolientería llevábamos una semana llenando la plaza de Barranco de gente que venía a bailar con nuestra música, centenares de personas venían cada día a disfrutar y a escuchar… y lo mejor es que sin darnos cuenta estábamos ganando dinero!

A la semana siguiente estábamos en el estudio grabando nuestros dos primeros temas y planeando juntarnos de nuevo, quién sabe cuándo, para grabar un disco. Fueron dos semanas intensas e inolvidables.

Ahora ya en Valparaíso,  3500 km más al sur y tres semanas después, recuerdo esto como si hubiese pasado hace siglos. Vuelvo a ser, momentáneamente, un cantautor, y a dar conciertos en dúo junto a Luz Ma. Mentiría si no dijese que echo de menos a todos esos hermanitos Rumbarranquinos, que se reunieron desde galaxias lejanas para juntarse y crear esa música maravillosa.

Algún día, muy pronto, tú también la podrás escuchar.



Pd: Un agradecimiento especial Pancho García, a Claudia Makishi y a Malu JMayer, que nos apoyaron y siguieron cada día en esta aventura musical.

viernes, 3 de enero de 2014

¡Feliz 2014! Consejos de Año Nuevo para artistas y comediantes



 Empieza un nuevo año, el 2014. Ya puse un post en facebook diciendo cosas bonitas a la gente. Ahora voy a decir las cosas feas. También me gusta decir cosas feas de vez en cuando, soy así de gilipollas.

Aquí van unos consejos para artistas, comediantes y demás farándula de cara al próximo año...

                                                                     ***

-Si eres músico o cantante y nadie te hace ni puto caso a lo mejor es porque das puto asco. Deja de colgar tus mierdas a medio terminar, enciérrate un año a estudiar como dios manda, y deja de dar el coñazo a la gente. Para hacer las cosas bien hay que trabajar duro y no hacerse pajas para que las vea todo el mundo.


-Si eres actor, aquí va un consejo. Hay una remota posibilidad de que seas un artista de cojones, pero la realidad es que sólo eres un capullo histriónico intentando llamar la atención. Haz el favor de tranquilizarte y fijarte un poco en lo que está pasando a tu alrededor, con un poco de suerte aprenderás algo y algún día podrás meterte en la piel de un personaje que no sea un puto payaso. Leer a Shakespeare también funciona, por cierto.

-Si eres DJ, te doy el pésame. Tu profesión se va a ir a la mierda en menos de lo que canta un gallo. Desde que existe el Iphone cualquier gilipollas puede ser DJ con el spotify o el shazam y dar la chapa a todo el mundo con sus canciones de mierda. Si no, acordaros de vuestras fiestas navideñas y de ese primo gilipollas pinchando los últimos éxitos en su móvil.



-Si eres diseñador gráfico te digo casi lo mismo que al DJ. Puedes buscar otra profesión mientras puedas porque lo de hacer cartelitos de festivales de porno gay subvencionados y diseños para grupos de rockeros cuarentones hace tiempo que terminó. Además cualquier imbécil que sabe cortar y pegar en el photoshop ya se hace sus diseños. Cutres de cojones, eso sí, pero sin pagar.


-Si eres fotógrafo, sigue dándole duro, amigo. A lo mejor con la foto de un vagata durmiendo en un banco o una prostituta ligera de ropa en la calle Montera en pleno invierno te llevas un premio de PhotoEspaña. Y la verdad, por los tiempos que corren, cada vez hay más vagabundos y prostitutas por las calles con lo cual tus posibilidades de triunfar se incrementan. Y ya no tendrás que viajar a Haití para hacer fotos de gente miserable.

-Si eres cineasta, joder, he de reconocer que tienes un par de cojones. Sólo te puedo desear que reces para que haya unas cuantas bodas de primos tuyos este año y así puedas hacer un documental de tu cuñado borracho vestido de traje barato bailando Paquito el chocolatero. Alomejor hasta te dan un Goya y todo, si lo consiguieron los de Celda 211 tú también puedes hacerlo!


-Si eres pintor, aquí va un humilde consejo. Siento decepcionarte, pero no eres Picasso. Ese tío lleva muerto 40 años y no eres él, de verdad que no. Deja de sangrar a tu familia vendiéndoles tus cuadros de mierda y haz como ese tipo de Malasaña: monta una escuela de pintura y da clases a jubilados (que son la gente con más pasta de este puto país). Con un poco de suerte entrará una alumna jovencita e inocente y te la podrás beneficiar gracias a tus dotes artísticas innatas.



-Si no eres artista, y por fin te has dado cuenta de que eres un ser humano normal y común, te doy mi más sincera enhorabuena por dejar hueco a todos los capullos que van a morirse de hambre a base de canciones, dibujos, obras de teatro y mierdas por el estilo.


-Por último, si eres político y estás en el gobierno o viviendo de él, haznos un favor a todos: ve a la Plaza Mayor el domingo por la tarde, compra una soga y ahórcate de una vez. Por un rato, seremos todos un poco más felices y volverá la esperanza a esta tierra.